Lady Fiona Carnarvon se convirtió en señora de Highclere Castle –escenario de la exitosa serie Downton Abbey– hace ocho años. En este periodo ha llegado a sentir fascinación por la interesante historia de Highclere y por las extraordinarias personas que han residido allí a lo largo de los siglos.
Pero una persona en particular captó el interés de Fiona: lady Almina, la quinta condesa de Carnarvon. Almina fue la hija ilegítima del magnate de la banca Alfred de Rothschild. Fue su única hija y objeto de devoción por su parte. A los diecinueve años, con una inmensa dote, se casó con el quinto conde de Carnarvon, una figura clave en la sociedad eduardiana británica, ambicioso y selectivo en sus inquietudes. Gran amante de los libros y de los viajes, aprovechaba cualquier oportunidad para indagar en los avances tecnológicos que transformaron su época. Su descubrimiento de la tumba de Tutankamon junto a Howard Carter lo catapultó a la fama. Su esposa, Almina, fue una mujer tremendamente generosa tanto a nivel humano como material.
Pero el estallido de
Los avatares de la historia hicieron que Almina y el personal de Highclere se vieran envueltos en uno de los periodos más turbulentos del pasado siglo. Almina tuvo que hacer acopio de todo su arrojo para garantizar la supervivencia de su familia, del personal y del castillo.
Hichclere Castle sigue siendo la residencia de los condes de Carnarvon. Gracias a su alter ego televisivo, Dowton abbey, millones de personas lo conocen como el escenario de una serie que ha cautivado a los espectadores de más de cien países en todo el mundo.
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