Lito acaba de cumplir diez años y se siente infinitamente mayor que cuando tenía nueve. Está entusiasmado porque ha conseguido al fin lo que deseaba: viajar con su padre en el camión del tío Juanjo, transportista. Semejante viaje supone para él toda una aventura. Así nos lo cuenta desde el asombro de su tierna y lúdica mirada, que se amplía y bifurca como las carreteras que recorre con su padre. Mientras van sucediéndose los kilómetros, los paisajes y los hostales de carretera, la relación con su padre se estrecha y queda marcada para siempre. Mario tiene una entrega que realizar y Lito lo acompaña, expectante.
Mario sabe que le queda poca vida y ansía recuperar el tiempo perdido. Por eso siente la necesidad de regalar un viaje a su hijo Lito, con la intención de dejarle un recuerdo inolvidable. Tras las múltiples peripecias del viaje, ya desde la cama de un hospital, grabará todo lo que se le pase por la mente: anécdotas íntimas, recuerdos familiares, pensamientos sobre la vida, la muerte, la enfermedad y el tiempo, revelándole a Lito algunos secretos sobre aquella aventura que vivieron juntos. Una carta oral. Una conmovedora despedida para que algún día su hijo pueda escucharla.
Elena, personaje central de la novela, se queda mientras tanto esperándolos en la ciudad. Angustiada por lo que pueda ocurrirles durante el viaje, se ve envuelta en una impactante y compleja relación sexual con el amante más insospechado. Entonces hace un descubrimiento que la avergüenza: el dolor físico, la agresión de la carne, es lo único que la hace sentirse viva. Elena escribe un diario donde narra con crudeza sus vivencias y lidia con la culpa. Lectora compulsiva, introduce anotaciones personales en cada libro, sumergiéndose en las idas y vueltas que comunican la ficción con la realidad. A partir de estas lecturas, Elena irá improvisando una pequeña antología sobre las relaciones entre literatura y enfermedad. Cuando Mario y Lito regresan a casa, Elena vuelve a su rol de madre, esposa y fiel cuidadora. Las confesiones de su diario, sin embargo, nos revelan el lado oscuro de madres, esposas y cuidadores. Elena muestra cómo la realidad del cuidador, figura tan importante como a menudo omitida, no se limita a la entrega o al sacrificio, sino que incluye también un entramado de miedos, deudas pendientes, fantasías perversas. De esas contradicciones hablamos poco. Y de eso nos habla, salvajemente, Elena.
A la hora de contar la pérdida de un ser querido, nuestra atención se suele concentrar en el enfermo. Pero, ¿qué pasa con quien lo asiste? ¿Quién narra su historia? En suma: ¿cómo vivimos la pérdida y sobrevivimos a ella? Alternando ágilmente los puntos de vista de Lito, Mario y Elena, Hablar solos reformula la tradición de la road movie. La novela se inicia con el clásico relato de iniciación masculina, para pronto adentrarse en la aventura personal, y no menos arriesgada, de la mujer que ha quedado excluida del viaje. Como si, en vez de esperar a Ulises, Penélope saliera a la intemperie. Vida y muerte. Placer y dolor. Eros y Tánatos. Nunca estuvieron más cerca.
Andrés Neuman, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2009 y del Premio de la Crítica 2010 por El viajero del siglo, nació en 1977 en Buenos Aires. Hijo de músicos argentinos emigrados, vive en Granada desde los 14 años y posee la doble nacionalidad hispano-argentina. Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, donde trabajó como profesor de Literatura Hispanoamericana. Mediante una votación convocada por el Hay Festival, fue incluido en la lista Bogotá-39 entre los más destacados jóvenes autores nacidos en Latinoamérica. Más tarde fue seleccionado por la prestigiosa revista británica Granta como uno de Los 22 mejores narradores jóvenes en español.
A los 22 años publicó su primera novela, Bariloche (Anagrama, 1999, reeditada en bolsillo en 2008), Finalista del Premio Herralde y elegida entre las mejores del año por El Cultural del diario El Mundo. Sus siguientes novelas fueron La vida en las ventanas (Espasa, 2002) y Una vez Argentina (Anagrama, 2003). Con El viajero del siglo (Alfaguara 2009), traducida a once idiomas, Neuman consiguió las mejores críticas a nivel internacional. La novela obtuvo el Premio Alfaguara, el Premio de la Crítica y el Premio Tormenta, además de ser elegida entre los libros del año por los críticos de El País, El Mundo y los diarios holandeses NRC y De Volkskrant. Sus reflexiones a propósito del viaje de promoción por toda Latinoamérica se recogen en su libro de crónicas relámpago, Cómo viajar sin ver. Latinoamérica en tránsito (Alfaguara, 2010).
Ha publicado asimismo los libros de cuentos El que espera (Anagrama, 2000), Alumbramiento (Páginas de Espuma, 2006), El último minuto (reeditado por Páginas de Espuma, 2007) y Hacerse el muerto (Páginas de Espuma, 2011); el libro de aforismos El equilibrista (Acantilado, 2005); y, entre otros, los poemarios El jugador de billar (Pre-Textos, 2000), El tobogán (Premio Hiperión de Poesía 2002), La canción del antílope (Pre-Textos, 2003) o Mística abajo (Acantilado, 2008). El volumen Década. Poesía 1997-2007 (Acantilado, 2008, reeditado en bolsillo en 2012) recopila sus libros de poemas.
Escribe regularmente en su blog Microrréplicas, considerado como uno de los mejores blogs literarios en español, según una encuesta realizada por El Cultural de El Mundo
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