La crisis ha abierto la compuerta de los malos sentimientos. Salen con fuerza sin que se les pueda poner nombre. La angustia por la incertidumbre laboral se apodera de nosotros. La frustración por la pérdida de prestaciones nos provoca agresividad. Nos sentimos culpables por nuestro derroche anterior y nos avergüenza no haber tenido límites en el consumo. Envidiamos a quienes la crisis no les afecta y no sabemos qué hacer con el aburrimiento que aparece al dejar el hábito de consumir por consumir. Nuestra realización personal pasa a un segundo plano, la conveniencia de la convivencia crece en proporción a las nuevas estrecheces económicas y no nos podemos separar de quien no amamos.
La psicóloga Susana Méndez Gago pone en tela de juicio en este persuasivo ensayo la “cultura de la felicidad”, la cultura que se ha promovido durante las últimas décadas.
Analiza, con sencillez pero sin miramientos, cómo se ha despojado al diccionario de todos aquellos sentimientos que ponen en entredicho el Estado del Bienestar y que ahora, en medio de esta crisis global, dejan al descubierto las carencias de los ciudadanos para gestionar los llamados “malos sentimientos”
La crisis no sólo ha dinamitado nuestra economía. También nos ha introducido de lleno en un sinfín de emociones que habíamos desterrado.
Son los malos sentimientos, los omitidos en la era del bienestar y que ahora, con su presencia, aumentan la desorientación de nuestra sociedad.
Este libro está dedicado a reflexionar sobre ellos, a exponerlos desnudos sin temor. Asistiremos al conocimiento de su bondad, de su funcionalidad para la vida y desvelaremos lo positivo de conocerlos.
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